Tras Su Retiro Funge Como Entrenador
Solo un minuto duró la ilusión valencianista de poder celebrar un título, pero esta final supuso el reencuentro del valencianismo con la ilusión de volver a ser campeones. Una camiseta que tiene un tono rojo más vivo de lo habitual, un corte clásico y luce en el pecho la estrella de campeones del mundo. A finales de la década, el club inicia su segunda época dorada con la llegada del entrenador italiano Claudio Ranieri, del veloz goleador Claudio «Piojo» López y de Gaizka Mendieta, que conquistan la Copa del Rey 1998-1999 y consiguen la primera clasificación del equipo para disputar la moderna Liga de Campeones. Dos veces internacional y un gol encajado, en 1965, contra Eire, en la clasificación para el Mundial de Inglaterra. El terreno de juego empezó a parecerse a una piscina, casi impracticable, pero aun así en el minuto 70, Mijatović ejecutó perfectamente una falta directa que supuso el empate 1-1. Los valencianistas bajo la lluvia celebraron el gol en las gradas como pocas veces se ha celebrado, pero cuando la lluvia se convirtió en granizo, el árbitro José Mª García Aranda decretó la suspensión del partido en el minuto 79. Al no detenerse la tormenta fue imposible reanudar el encuentro.
Fue un encuentro amistoso ante el PSV Eindhoven que finalizó con victoria holandesa por 5-6 con tres goles del homenajeado matador argentino y otros tres goles del joven brasileño Romario. Finalmente el deseado ascenso se certificó a falta de tres jornadas de terminar el campeonato, en la noche del 30 de mayo de 1987 con la victoria 2-0 al Recreativo de Huelva con goles en el segundo tiempo de Subirats y Quique. Fue precisamente este hecho, su coincidencia en el tiempo con El Divino, lo que le privó de una carrera internacional a la altura de su categoría. Mide 1,98 metros de altura y actuaba en la posición de alero, destacando por su gran tiro exterior. El mundo entero se deslumbrara en el 2011 ya no solamente por el buen fútbol practicado por el equipo español, sino que ahora también por su nueva camiseta que esta bien elegante y a la altura de la mejor selección del mundo.
A mitad de temporada, el 19 de febrero de 1992, se inauguró la Ciudad Deportiva de Paterna, convirtiéndose en una de las mejores instalaciones deportivas de Europa con una extensión de 180.000 metros cuadrados, 13 campos de fútbol y una residencia para los jóvenes de la cantera que venían de cualquier parte del mundo a formarse como futbolistas. Los únicos refuerzos fueron el uruguayo Bossio y el máximo goleador de la temporada anterior en Segunda, el castellonense Alcañiz, que completaban a los canteranos que siguieron en el club a pesar del descenso como Arias, Subirats, Voro, Fernando, Revert, Giner, Sixto o Fenoll, y jóvenes como Quique, Arroyo o Jon García. La Copa de la UEFA dejó un amargo recuerdo entre los aficionados valencianistas, ya que en la primera ronda cayó en la ida por un contundente 1-5 frente al Nápoles entrenado por Claudio Ranieri, con los cinco goles anotados por el delantero uruguayo Daniel Fonseca, nombre difícil de olvidar por el valencianismo desde aquel día.
En diciembre, y sin levantar cabeza el equipo, el técnico Paco Real fue destituido tras una dolorosa derrota 0-4 contra el Barcelona, y ocupó su lugar el uruguayo Héctor Núñez con Mario Alberto Kempes como ayudante. Todo el equipo dirigido por el técnico que acababa de proclamarse campeón del Mundial 1994 con Brasil, Carlos Alberto Parreira. La temporada terminó en un triste 10.º puesto, muy alejado de los objetivos iniciales, y con el técnico Carlos Alberto Parreira destituido a tres jornadas del final. Mario Alberto Kempes era ya una estrella en Valencia, en la liga española y en su país, pero pasó a ser una estrella mundial tras el Mundial 1978 en el que se coronó como máximo goleador con 6 goles y además campeón con la selección argentina, siendo además el autor de dos de los tres goles en la final, uno de ellos decisivo en la prórroga. Además en la Copa se logró por fin llegar lejos y se disputaron las semifinales contra el Barcelona, y la afición se ilusionó cuando a falta de diez minutos para terminar el partido de vuelta el equipo estaba clasificado para la final, pero el holandés Koeman anotó un gol de falta directa y decantaba la eliminatoria para los culés.